Querida familia del Hogar:
Por fin ha llegado octubre, aunque todavía haga el calor de agosto. Pero las cosas están en marcha, y parece que podemos retomar el ritmo de la vida normalizada, también aquí en el hogar.
Se suele hablar del mes de octubre como “mes misionero”. Sin duda lo es, incluso para nosotros que no viajamos a otros lugares y países, y sin embargo nos sentimos enviados para entregar la misericordia de Dios, a la vez que nos llegan de todas partes. Aunque vienen de tantas y tan diferentes culturas, incluida la nuestra, todos tienen un lugar común que es la pobreza, económica y humana muchas veces. Por eso, estamos en camino, en misión.
Es una responsabilidad grande que no podemos vivir a la ligera. Si bien no tenemos la solución a todas las situaciones, una respuesta sí podemos dar. Y además, procurar que sea lo más adecuada posible.
Es importante que tengamos una primera reunión general, para todos los voluntarios y amigos del hogar. En ella, podremos mirar nuestra realidad, dificultades y posibilidades, para desde ahí responder. Si tenéis oportunidad, invitad a alguien que se podría sumar a esto.
Por eso os convoco a todos para el próximo día diez de octubre a las seis de la tarde, aquí en el hogar. Os ruego la participación. Conozco vuestros buenos deseos y disponibilidad, y doy gracias a Dios por ello, a la vez que le pido a María, nuestra madre de misericordia, que nos aliente e ilumine en este camino.
Os abrazo y recuerdo ante el Señor.