Dentro de la problemática de la población de personas sin hogar, resalta una realidad que, aunque no es nueva, sí que se ha agravado en los últimos años y en la situación actual.
Se trata de poner la mirada en aquellos hombres y mujeres sin hogar,
- con más de 45 años o mayores de 50 con un largo historial de vida en la calle que dificulta más todavía la integración y normalización al haber adquirido patrones de comportamiento y de relación que llamamos “de calle”.
- Escaso o nulo nivel formativo y laboral
- Que han agotado las ayudas y prestaciones existentes.
- Sin arraigo familiar ni red social fuera del creado en el mundo de la calle, o perdido en el transcurso de su historia personal.
- Problemas añadidos o agravados de Salud Mental y física, que no tienen respuesta en centros específicos por su inexistencia o inadaptación de la persona, o que necesitan recuperarse de procesos hospitalarios tras el alta en los mismos, necesitando cuidados básicos, pero no asistenciales dependientes.
- No accesibilidad a recursos para mayores por no alcanzar la edad.
- Problemas de consumo tratables desde la perspectiva de la reducción de daños, mediante metadona u otros fármacos, pero concomitantes con otras problemáticas que impiden la rehabilitación plena.
- Procedentes de cualquier punto de la geografía nacional y provincial, pero desarraigados en sus pueblos y lugares de origen.
En definitiva, se trata de personas que no tienen cabida en la red de recursos, y para las que ir de albergue en albergue agotando los días de estancia no es una respuesta adecuada, o al menos resolutiva y digna.
Al mismo tiempo, no podemos situarles en un régimen asistencial reductivo de sus posibilidades, ni mucho menos sustituir recursos específicos y especializados con un sucedáneo insuficiente. Seguimos interviniendo como centro para personas sin hogar, adaptado a su realidad.
Por lo tanto, sin renunciar a la perspectiva inclusiva y rehabilitadora, y teniendo al mismo tiempo el realismo de un diagnóstico adecuado de la realidad y posibilidades de cada uno, queremos ofrecer con este programa: un espacio e intervención adecuadas, que permitan sacar del mundo de la calle a las personas sin hogar con necesidades especiales, y mediante un trabajo sin tiempo predeterminado reducir daños, ayudarles a tener una vida alternativa, coordinándonos con todos los recursos existentes hasta que pueda acceder al que corresponda o mejor pueda responder a la necesidad de cada uno, o ayudarles simplemente a vivir más dignamente.
El acceso se realiza teniendo en cuenta las derivaciones de los diferentes puntos de atención de servicios sociales o instituciones relacionadas con los mismos, y atendiendo a la existencia de plazas y urgencia de cada caso.
Se trata de 10 plazas, que requieren la atención permanente de un monitor-auxiliar que les ayude a ir viviendo de una forma nueva y normalizada dentro de lo posible.