El HOGAR SAN JUAN, nace como respuesta de la Iglesia Católica a la realidad de las personas sin hogar el año 2010, desde una perspectiva concreta, que consiste en la creación de un espacio familiar, que haciendo de familia de acogida y apoyo, de la posibilidad de reconstruir su vida a aquellas personas sin hogar (en adelante: psh ) que viven la marginación del mundo de la calle..
Para ello, se constituye en primer lugar la FUNDACIÓN HOGAR SAN JUAN, cuyo fin se recoge en los estatutos de la siguiente manera:
“La fundación tiene por objeto la atención a personas sin hogar, mediante la acogida como familia y la promoción de su vida, realizando un trabajo orientado a dotar a los destinatarios de los elementos necesarios para alcanzar un proyecto de vida digno, que supere los condicionantes y deterioro derivados de la vida en la calle. Para ello, buscará como Cristo a los últimos y necesitados, ofreciéndoles un hogar y el ambiente familiar donde aprender a vivir de nuevo y salir a la sociedad con una experiencia de criatura nueva, tal y como la ofrece Jesucristo en su encuentro con el ser humano, poniendo especial cuidado en los que no tienen acceso a otras ayudas.”(art. 2 Estatutos Fundacionales).
El punto de partida es la mirada de Dios, que descubre el sufrimiento del ser humano, concretándose aquí en el abandono y necesidad de las personas sin hogar, convirtiéndoles en los destinatarios de nuestra entrega y trabajo. Recordamos la escena del evangelio de San Juan (5,1) en la que Jesús se dirige al que está peor y más hundido, aquél que no encuentra la ayuda para salir de su situación. La respuesta es una mano tendida, de forma cercana, humana y dignificante.
Sabemos que el mejor ámbito para el crecimiento personal es aquél en el que la persona nace: la Familia. Por eso conjugamos la convivencia en pequeños grupos, con un tono familiar, y la elaboración de objetivos individualizados a desarrollar con otras herramientas profesionales. No se trata solamente de dar servicios, sino de propiciar el encuentro transformador con la persona sin hogar para establecer una relación que le ayude a descubrir capacidades y superar obstáculos, descubrir en definitiva a la persona. Para ello, se ha dividido el edificio en espacios separados para cada grupo de convivencia, donde pueden llevar una dinámica diferente en cada uno, a modo de piso compartido, aunque contamos con el privilegio de habitaciones individuales, con cuarto de baño, salones y comedor separados del resto, y otros servicios comunes como biblioteca, gimnasio, talleres ocupacionales, informáticos, aula de formación, invernadero y huerto, salones de reuniones y conferencias, despachos de atención, etc…
Las necesidades que presentan son muy variadas, aunque podemos recoger básicamente:
- Necesidades físicas, de higiene, cobertura sanitaria, educación sanitaria y alimenticia, toxicomanías, enfermedades mentales, convalecientes físicos y psíquicos, enfermedades respiratorias, digestivas, motoras, y las relacionadas con el consumo de sustancias.
- Necesidades psicológicas de asistencia individual, reeducación y adaptación social, seguridad en sí mismo, motivaciones y valoración de la propia vida.
- Necesidades humanas y espirituales de afecto, de reconstrucción del proyecto de vida que incluya la visión de conjunto y la trascendencia, la escucha, la acogida, la reconciliación con la propia historia y con los errores, las habilidades sociales para la relación, descubrimiento de la libertad como posibilidad de crecimiento desde la autonomía sana, etc.
- Necesidades sociales, como el trabajo, la vivienda, información sobre recursos, asesoramiento jurídico y socialización.
- Necesidades familiares de reencuentro, de reconciliación y reconstrucción, acogida, cariño, aceptación, comprensión.
A la hora de responder, establecemos con claridad los criterios y objetivos para el trabajo a realizar, al mismo tiempo que entender los distintos servicios como herramientas de trabajo para la consecución del fin principal, esto es: “la mayor autonomía y rehabilitación de la persona excluida, alcanzando niveles óptimos de normalización y en su caso el mayor desarrollo posible de la potencialidad de la persona atendida, así como la ayuda y cuidado en el caso de la recaída o de la cronicidad”. Entendemos así cada servicio de comedor, de ropería, de higiene, de información, de formación, de hospedaje, de desintoxicación, de crecimiento… y todos aquellos que se puedan dar, como un servicio al objetivo principal.